Aunque hoy en día tenemos a nuestra disposición infinidad de diseños de lo más futurista para prácticamente casi todo, hay muchas personas que siguen prefiriendo lo de siempre, lo clásico y sobre todo lo vintage.
Este movimiento lleva con nosotros bastante tiempo y nunca deja de sorprender porque cada vez son más personas las que tienen como referencia los estilos vintage para decorar su casa, utilizarlo para marcar su propio estilo en cuanto a ropa y complementos o también a la hora de hacer algo tan especial como una tarjeta de invitación para cualquier clase de evento.
¿Qué debemos tener en cuenta para hacer una buena tarjeta vintage?
Se pueden hacer muchas cosas, desde hacerlas a mano sobre papel antiguo, lo que sería una verdadera delicia. Esta puede ser una de las formas más costosas, no solo en cuanto a dinero sino en lo referente a tiempo.
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Otra opción es hacerla utilizando algún papel fotográfico sin usar, del estilo Kodak o Ilford por ejemplo, y sobre los cuales emplear alguna clase de rotulador y hacer la propia invitación con letras vintage, mucho pulso y concentración, convirtiendo a cada papel en una pequeña obra de arte.
Si esto os supone un gran gasto de dinero y tiempo podéis optar por hacerlo digitalmente, para enviar por Internet o para imprimir posteriormente, tan solo hay que tener un buen diseño y dejar que corra nuestra imaginación, pudiendo utilizar fotografías propias de hace mucho tiempo o de nuestros padres o abuelos incluso.
Un fondo con textura de papel antiguo, una blonda, algún motivo Pin-up, una silueta, brocados, flores, dibujos, madera, enrejados… son muchas las alternativas que tenemos actualmente para hacer no solo una tarjeta para un evento sino un cartel, un flyer, una tarjeta de visita o todo lo que se nos ocurra en cualquier momento.
La tarjeta para que sea mucho más original puede ir troquelada o recortada por nosotros, pudiendo darle la forma que queramos dependiendo del evento al que vayamos a celebrar. Si se trata de algo relacionado con el cine podemos recortar una cámara como las de los años 50 y 60, de esas de mano.
Si por el contrario se trata de algo musical, la silueta un micrófono como los que usaba Elvis Presley puede ser otra de las muchas opciones. Solo tenemos que pararnos a pesar un poco y seguro que no tardarán en salirnos muchas ideas que podemos poner en marcha al más puro estilo vintage. ¿Te atreves?